Es un jueves por la
mañana. Lima, como casi siempre por estas fechas, está nublada,
fría y húmeda. Sin embargo, lo que está dejando de ser fría es la
campaña política que definirá el próximo alcalde de la tres veces
coronada Ciudad de los Reyes.
Un claro candidato lidera
las encuestas por casi 50%, cifra que lo pone en una posición más
que ventajosa, faltando un poco más de un mes para la elección. Sin
embargo estamos en el Perú, en donde los electores terminan por
decidir su voto en la misma urna, en el último instante.
¿De qué dependen las
victorias electorales en el Perú? Bueno, la mayoría de victorias
electorales responden únicamente a condicionamientos emocionales. Es
decir, explicar el financiamiento del plan de inversión en
saneamiento de la ciudad puede ser infinitamente menos efectivo que
aparecer en televisión nacional preparando ceviche.
Por supuesto esta variable
es inversamente proporcional al grado educativo del elector. Mientras
el votante sea más educado, mayores posibilidades de que este
priorice el discurso racional que el emocional.
La semana pasada el
candidato Heresi, quien posee un modesto 8% lanzó un video en el que
aparece bailando y cantanto un estribillo en el que resume algunas
ideas fuerza: la esperanza llegó, él es el salvador, él es la
esperanza frente a dos candidatos desgastados por corrupción y/o
ineficiencia.
Para entender este tipo de
comunicación hay que pensar en la audiencia a la que dirigimos
nuestro mensaje, así como el momento en el que se desarrolla.
Si partimos de la idea de
que la mayoría de votantes limeños tiene poca instrucción, y basa
sus elecciones en fuertes elementos emocionales, entonces la premisa
del video es válida: apelemos a la emoción del limeño promedio.
No voy a valorar el
criterio estético, que particularmente no comparto, sino aquello que
pueda hacer match con nuestro público objetivo.
Por otro lado tenemos el
factor tiempo, es decir, falta un mes para una elección en donde
solo tenemos 8% aunque con una ligera tendencia al alza. La única
estrategia que queda es la agresiva, y el equipo de comunicación de
Heresi ha entendido que hay que serlo junto con una alta dosis de
creatividad.
Veremos qué más nos
depara la campaña