jueves, 28 de marzo de 2013

Retos de la comunicación corporativa en el siglo XXI


¿Estamos preparados para asumir exitosamente los retos del nuevo siglo?
En una solitaria y fría oficina, a altas horas de la noche, la tenue luz de una pantalla de computador ilumina tímidamente la oscuridad reinante del lugar. Son las once y media  de un martes cualquiera y Marco Morales, comunicador corporativo de una gran empresa, piensa incansablemente en cómo resolver un conflicto comunicacional con dos aristas internas y externas.

El problema es muy simple y al mismo tiempo complicado. La empresa donde Marco Morales trabaja provee prendas de vestir a conocidas marcas mundiales que exigen, como parte de sus códigos de comportamiento, canales integrados de comunicación y participación de los colaboradores.

Por otro lado, el sindicato de la organización ha estado coordinando apariciones en medios de comunicación locales con el propósito de dar a conocer su intención de ir a la huelga si la empresa no da muestras de un diálogo más fluido con su agrupación.

La dirección de la compañía le ha pedido a Marco que prepare una propuesta de comunicación interna y externa que permita neutralizar el problema, generando espacios de comunicación que permita cumplir con los requerimientos de los clientes, pero que al mismo tiempo no se vea como una imposición sindical.

Mientras tanto, Marco debe lidiar también con el relacionamiento mediático y con la rápida propagación del asunto en las redes sociales.

Situaciones como esta son las que enfrentan los comunicadores diariamente en las diferentes organizaciones en las que se desempeñan, y requiere hilar muy fino para llegar de forma exitosa a los diferentes públicos objetivo, no solo de la organización, sino también de la propia área de comunicación.

El panorama del siglo XXI
Esta segunda década del nuevo siglo nos hace repensar la comunicación como una variable que nos exige creatividad e innovación en un mundo de constantes cambios. De hecho, la crisis europea está suponiendo una reformulación de liderazgos tanto fuera como dentro de las organizaciones, y una capacidad para adaptarse en medio de entornos altamente cambiantes.

Las constantes presiones políticas, económicas y sociales hacen que se tengan que tomar medidas internas que afectan la cultura organizacional de las corporaciones. El rol del comunicador pasa por mantener la cohesión grupal internamente, pero también planificar la imagen de la empresa y asegurar que la reputación corporativa sea la más óptima posible.

¿Es posible esto en un entorno que tan cambiante y hostil? La respuesta es sí. La generación de confianza y credibilidad dentro de las organizaciones debe ser una de las prioridades de toda empresa, de tal forma que esta se refleje en su reputación.

El caso de Marco, es solamente la punta de una gran iceberg que refleja la naturaleza de los retos comunicacionales del nuevo milenio: presiones internas, desde el sindicato hasta la dirección; presión de los clientes, quienes velan por su propia reputación; presión de los medios de comunicación; presión del público en general.

Una situación de crisis mundial, como la que actualmente atravesamos, demanda que afinemos nuestros mecanismos de relacionamiento; y además nos plantea la necesidad de comprender las características sociales, culturales y económicas del nuevo siglo. Es decir escuchar, estudiar y comprender. ¿Estamos preparados para este crucial reto?

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