Una de las primeras cosas que debemos tomar en cuenta cuando desarrollamos un nombre y los transformamos en una marca, es el hecho que esta debe corresponder al propósito del negocio o producto que queremos ofrecer al público.
El problema con el nombre Al-Qaeda, escribió bin Laden en una carta recuperada de la casa donde vivía en Pakistán, era que carecía de un elemento religioso, algo para convencer al mundo musulmán de que estaban en guerra santa con Estados Unidos.
Tal vez algo como Taifat al-Tawhed Wal-Yihad, que significa Grupo de Monoteísmo y Yihad, podría dar resultado, escribió Osama. O tal vez Jama'at I'Adat al-Khilafat al-Rashida, que significa Restauración del Grupo del Califato.
Para bin Laden, el problema era que el nombre completo del grupo, Al-Qaeda al-Yihad, que significa La Base de la Guerra Santa, se redujo simplemente a al-Qaida. Al eliminar la palabra "yihad", escribió bin Laden, Occidente pudo "aparentar simplemente que no estaba en guerra santa contra el Islam".
Así vemos cómo el propio Osama estaba más que consciente que la marca debe reflejar el fin último del negocio. Pero también muestra como Occidente minimizó a propósito el nombre de la organización de bin Laden para comunicar un mensaje sesgado y sin connotaciones religiosas.