Algo atroz asoma en la ya golpeada y tambaleante economía europea. Es el emergente presagio de un largo período signado por la crisis, la miseria y el hambre.
Y es que, el lejano eco de la sabiduría de nuestros antepasados se ha dejado ver a través las temidas “piedras del hambre”.
Ecos que fueron grabados en estas rocas, y que solo pueden ser vistos cuando los niveles del agua son demasiado bajos.
Centenarios ecos que son más bien la amenaza de que tiempos duros están tocando las puertas de millones de familias europeas.
Una de esas centenarias advertencias data de 1616. Está tallada en roca, escrita en alemán y se ubica en la cuenca del Río Elba.
Su terrorífica traducción es: “Si me ves, llora”.
El recuento de momentos históricos que quedaron registrados a través de estás inscripciones, nos permite identificar los años y periodos en donde se han producido las sequías
Los años registrados en las “piedras del hambre” son 1417, 1616, 1707, 1746, 1790, 1800, 1811, 1830, 1842, 1868, 1892 y 1893.
Algunas de las inscripciones talladas en las “piedras del hambre” son "La vida volverá a florecer una vez que esta piedra desaparezca"
Otra piedra lanza un mal augurio: "El que una vez me vio, lloró. El que me vea ahora llorará"
En otra roca se lee: "Si vuelves a ver esta piedra, llorarás. Así de superficial fue el agua en el año 1417”
La llegada de la pobreza
Estas inscripciones en roca estaban íntimamente relacionadas con el advenimiento de la pobreza y la carestía en muchas ciudades europeas.
Los cultivos eran arruinados por la sequía, que además cortaba la navegación fluvial que permitía el suministro de alimentos, insumos y carbón.
Estos elementos eran los generadores de las grandes hambrunas.
Antiguamente, el área de Europa Central, que incluye partes de Alemania, República Checa, Eslovaquia, Austria y Hungría, dependía de la tierra fértil en la margen de los ríos para producir alimentos.
Estas piedras son conocidas en Alemania como Hungersteine
El término proviene de la inscripción de una de ellas "Hungerjahr 1947" o Año del hambre 1947.
Alemania sufrió una gran hambruna entre 1946 y 1947, justo luego del final de la Segunda Guerra Mundial. Tres grandes olas de frío que congelaron 60 kilómetros del río Rin causaron estragos en la población.
En aquella oportunidad, la navegación por los ríos se cortó y con ello, se imposibilitó el transporte de alimentos y carbón para la calefacción.
Como consecuencia muchas personas murieron de hambre y frío.
Děčín es una de las ciudades que más piedras de este tipo ha dejado al descubierto.
Está ubicada al norte de la República Checa, donde confluyen los ríos Elba y Ploučnice, cerca de la frontera con Alemania.
Precisamente el Elba, nace en la República Checa y recorre Alemania con dirección al Mar del Norte.
Docenas de estas “piedras del hambre” asoman en su caudal, como testigos del periodo de carestía que vivió la población en su momento.
En 1904 una piedra del hambre, hoy en el museo de la ciudad de Schönebeck, indicaba que el agua bajó hasta los 47 cm.
La visibilidad de esta piedra indicaba a los barcos que el caudal era insuficiente para la navegación.
La falta de caudal pluvial también ha permitido encontrar varias bombas sin explotar que datan de la Segunda Guerra Mundial.
Se pueden apreciar “piedras del hambre” en el río Rin, Mosel, Mundesee o el Weser.
Actualmente, Francia y España atraviesan una fuerte sequía que los ha llevado a restringir el consumo de agua.
Francia dice que afronta la peor sequía de su historia.
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