Conversar sobre Gilbert Keith Chesterton es siempre reconfortante, vivificante y gratificante. Es volver a mirar aquello leído en la interacción con otra persona y toparse con un interminable abanico de nuevos matices que explican de manera prístina los entresijos de nuestros tiempos.
Como comento en el video, descubrí a Chesterton de manera tardía, cuando mi exenamorada me regaló un libro de Gilberth Keith, al que inicialmente no le di mucha importancia.
Creo, mirando en retrospectiva, que ella misma no tenía clara la naturaleza del regalo que me estaba dando, la genialidad enciclopédica de su autor, su capacidad para describir las incoherencias del mundo a partir de las simples paradojas que planteaba y su don para hacer que el lector descubra en lo bueno, lo bello y lo verdadero, las semillas divinas que nos dejó Cristo.
Chesterton es una bocanada de aire fresco en un mundo en decadencia, que recoje el fuego de la Tradición para diferenciarse de las cenizas inertes de nuestros tiempos, que son solamente despojos de una era de muertos vivientes.
Su pluma crítica enfila sus armas en contra del socialismo, lo mismo que contra el capitalismo; de este último orden condena su interminable afan acumulativo en desmedro de los pequeños propietarios, quienes se verán obligados a desarraigarse de sus familias para someterse a onerosas contraprestraciones, que además, los separan de sus familias destruyendo de esta manera los vínculos de la sociedad desde su únidad más básica.
Así Gilbert Keith Chesterton no es ajeno a ningún tema, y se atreve a ofrcerle al lector una mirada de aguila alrededor de la historia para ayudarnos a entender de mejor forma el endemoniado futuro que constituye nuestro presente.
Y ese es probablemente uno de los elementos más distintivos de la literatura chestertoniana, su capacidad para hablarle a las generaciones. Capacidad propia de San Pablo o Santo Tomás de Aquino, cuyas obras no se opacan por los modernistas o ilustrados.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario