Tienes la mejor idea del mundo mundial, has desarrollado un producto / servicio que va a romper el mercado, tu nicho, tu segmento. Ahora solo piensas en bautizarlo, en ponerle un nombre que lo identifique: ¿cómo lo hacemos?
Como hemos podido leer en el post anterior la identificación de un buen nombre es básico en el proceso global de branding de la compañía, producto o servicios que quieras ofrecer.
Pero ¿cómo funciona? y ¿que variables intervienen en el proceso?
Cada uno de nosotros recibimos estímulos concretos del entorno en el que vivimos y además experimentamos situaciones que nos generan percepciones y crean realidades respectivamente.
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En el cuadro de abajo podemos ver de manera más clara la manera en el que las marcas interactúan con sus usuarios, estimulando sus sentidos y generando experiencias que puedan perdurar en el tiempo en la mente del consumidor.
La estrategia de la marca se compone precisamente de tres elementos importantes:
- Identidad: compuesta por sus atributos, valores y personalidad.
- Propósito: descrito por su sueño, su misión y visión, y promesa de marca.
- Arquitectura: tiene que ver con los tipos de marca, sus niveles y jerarquía
Este proceso, cuando es bien llevado le permite a las marcas identificarse del resto de competidores en el mercado.
Debemos tomar en cuenta que las marcas están constituídas por diferentes elementos como nombres, logos, envases, formas, etc; que perduran coherentemente durante mucho tiempo.
Los nombres se las marcas se mantienen inalterables, y perduran en el tiempo; incluso más allá de los logos y los empaques.
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