Uno de los episodios patrios más chuscos derivados de la guerra de Ucrania nos lo han brindado las acusaciones cruzadas de connivencia con Putin proferidas desde las sucursales más ‘extremas’ de los negociados de izquierdas y derechas. Pero lo cierto es que la llamada ‘extrema izquierda’ es izquierda caniche subvencionada por el abuelito Soros (que odia a Putin con toda su alma) y encargada de implementar su agenda; y todos sus aspavientos a propósito del envÃo de armas a Zelenski no han sido más que cutres navajeos intestinos para desgastar la candidatura de YolandÃsima. En cuanto a la llamada ‘extrema derecha’, lo cierto es que es más atlantista que los pinreles de Aznar en un rancho de Texas; y que ya sólo le falta exigir la entrada de Andorra en la OTAN.
La realidad es que tanto ‘extrema izquierda’ como ‘extrema derecha’ han encontrado al fin en Putin un demonio de consenso. Afirmaba Toynbee que el Demonio, personaje propio del esquema cristiano, habÃa sido jubilado en el Occidente descreÃdo; pero, como siempre hace falta un Mefistófeles que acongoje a Fausto, Occidente habÃa entronizado diversos demonios de carne y hueso que mantuviesen vivo el espejismo de un Bien en combate con el Mal. OcurrÃa, sin embargo, que los demonios de carne y hueso que Occidente elegÃa no eran compartidos, sino que cada negociado ideológico elegÃa sus propios demonios de cabecera: asÃ, por ejemplo, la izquierda eligió un demonio universal con bigotillo como Hitler, mientras la derecha prefirió a un demonio universal con bigotazo como Stalin; o, por ceñirnos al ámbito hispánico,la izquierda eligió un demonio calvo como Franco, mientras la derecha elegÃa un demonio vellido como Castro.
De este modo, izquierdas y derechas occidentales podÃan situar a sus contrincantes ideológicos en el bando del Mal. Pero Toynbee, que tenÃa mirada de águila, consideraba que, en la historia de cualquier civilización, siempre hay dos fuerzas en aparente tensión que acababan entablando secreta alianza mediante el hallazgo de un demonio de carne y hueso compartido. Lo que no consiguieron Hitler y Stalin, Franco y Castro, lo ha conseguido Putin, que no sabemos si se saldrá con la suya en Ucrania pero que, desde luego, ha logrado ensanchar el ‘consenso democrático’ de Occidente, brindando un demonio de carne y hueso para todos y todas, un demonio unánime que a todos y a todas les permite acampar en el ‘lado correcto de la Historia’ y avanzar juntos -como instrumentos indistintos del hegeliano EspÃritu del mundo- contra el sexismo, el racismo,el maltrato animal, el cambio climático, el coronavirus y el colesterol. Pero este EspÃritu del mundo hegeliano, a la vez que encarna el Mal en una persona concreta, necesita, para salvar el espectáculo de la demogresca, mantener vivos rifirrafes de chichinabo que apacigüen a sus respectivas parroquias. De ahà que los distintos negociados se crucen, con virulencia y valentÃa inigualables, acusaciones de connivencia con Putin, su demonio compartido.acusaciones de connivencia con Putin, su demonio compartido.acusaciones de connivencia con Putin, su demonio compartido.
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