“Aquella noche de abril estaba inusualmente fría, por lo que
Scott Connelly interrumpió su prisa y se metió al viejo bar en el que conoció a
la joven Hanna hace 25 años. Se sentó en la vieja barra de cedro que el mismo
talló y pidió un whisky en las rocas. Luego del primer trago recordó los
impresionantes y lejanos ojos azules de su ex novia británica. Hanna fue su inolvidable
primer gran amor, cuyo entierro sería la
mañana siguiente; coincidentemente, el
mismo día en el que celebrará su primer aniversario de bodas con Sarah, prima
hermana de Hanna.”
Contar una historia es un ejercicio fácil. Contar una buena
historia sí que puede ser un trabajo arduo.
Uno de los principales propósitos que persigue una buena
historia es que esta sea creíble. No importa qué tan fantástica sea la narrativa, los
personajes y la sucesión de hechos deben corresponder a una coherencia lógica
que le permita al público identificarse con la propuesta.
Si la historia produce empatía, será mucho más fácil la identificación emocional con los personajes y la trama en general.
Una propuesta narrativa debe ofrecer una interesante
escalada de eventos que acreciente la tensión en el lector. Con una acertada
gestión del desenlace la trama se hace realmente envolvente; porque precisamente eso es de lo que se trata la vida, de una dinámica continua de acontecimientos, que desembocan en algo mayor y trascendente.
En ese marco, el uso del lenguaje es básico al contar una historia. En una reciente entrevista, Mario Vargas Llosa comentó que el
lenguaje en la narrativa literaria, a diferencia del periodismo, es vehículo y
fin en sí mismo. Mientras que en el periodismo es lenguaje debe ser directo y
no un estorbo para el mensaje.
Todos nos enamoramos de la carga emocional del mensaje, que a veces lo supera en sí mismo. Al contar una historia se debe poner especial énfasis en la forma en la que esta es contada: el formato, tipo de plataforma, tono del mensaje, etc.
Para explicarnos mejor las dimensiones y variables que tiene el proceso de contar una historia comparto con ustedes la presentación de Andrew Stanton, creador de Toy Story y Wall - E, que además es toda una lección de vida.
Todos nos enamoramos de la carga emocional del mensaje, que a veces lo supera en sí mismo. Al contar una historia se debe poner especial énfasis en la forma en la que esta es contada: el formato, tipo de plataforma, tono del mensaje, etc.
Para explicarnos mejor las dimensiones y variables que tiene el proceso de contar una historia comparto con ustedes la presentación de Andrew Stanton, creador de Toy Story y Wall - E, que además es toda una lección de vida.
Contáctate conmingo:
- Facebook: Durand Comunicaciones
- Twitter: @durandcom / @luisjesus
- LinkedIn: Luis Durand
- Skype: luis.durand1
- Email: durandcomunicaciones@gmail,com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario